6.25.2008

Fa un dia o dos hem pogut llegir a la premsa escrita


aquest dos articles. El primer és d'actualitat arran del NO d'Irlanda.

TORQUEMADAS (LEVANTE-EMV)

JOSEP BORT

Irlanda és l´únic Estat dels 27 europeus que ha consultat la seua ciutadania per tal de ratificar el Tractat de Lisboa: això se´n diu democràcia. L´esmentat tractat diu al preàmbul inspirar-se «en l´herència cultural, religiosa i humanista d´Europa, a partir de la qual s´han desenvolupat els valors universals dels drets inviolables i inalienables de la persona, així com la llibertat, la democràcia, la igualtat i l´Estat de Dret».
I clar, quan un sent això de l´herència religiosa i cultural d´Europa, un sent feredat. Perquè l´herència religiosa i cultural ens conta expulsions a tota Europa (Anglaterra 1290, França 1394, Portugal 1496, l´extermini nazi, les deportacions stalinistes). Especialment sonada fou la d´Isabel de Castella i Ferran d´Aragó en 1492 per a jueus i musulmans, on Torquemada fou un dels seus propulsors. A aquests últims se´ls va oferir una espècie d´allò que el quinze anys conseller Blasco anomena hui integració: o se convertien al cristianisme o se´n anaven o la santa Església catòlica els procuraria un calent acte de fe.
Ve al cas perquè coincideix en el moment en què Europa -aquells que no ens demanen opinió, no siga cosa que els enviem a escaparrar com han fet els irlandesos- ha decidit que sobren huit milions d´immigrants. I els partits majoritaris hi estan d´acord. Sí, els socialistes de Zapatero també. A Corbacho, no el famós José, sinó al ministre de Treball, li´n sobren un milió i al nostre torquemada particular, al confessor de Camps, no sabem quants li´n toquen.
Si l´expulsió de fa més de cinc segles tingué unes conseqüències econòmiques molt greus, ara sembla que es tracta d´allò que el Govern espanyol diu «desaceleración» i que la resta diem crisi la causa de la deportació massiva que es prepara. Malgrat tot, sembla paradoxal que els països europeus necessiten de la immigració, i no sol per a treballs no qualificats: miren les demandes per a convalidar títols de medicina a proposta de Catalunya, o el fet que a Suècia el 22% dels metges són estrangers, o el 20% dels professors universitaris. També ho és quan la reducció del tamany de les famílies i l´envelliment de la població és una evidència.
Mal anem si l´Europa que estem construint perd el referent de l´Estat del Benestar a canvi de la dura economia propugnada com a única i vertadera fe pels neoliberals que ens governen. Mal quan les qüestions socials, les de la consolidació democràtica i les llibertats passen a importar menys que l´estabilitat dels preus, el tipus de canvi euro/dolar o els entrebancs aranzelaris. Mal, en definitiva, quan front a l´Europa de les persones aquestos nous torquemades aposten per l´Europa de l´euro. Front a aquesta herència cultural i religiosa, carca d´altra banda, cal esperar que molts entonem aquell també llu­nyà eppur si muove de Galileo i fer efectiva eixa herència humanista que sols al preàmbul cita el Tractat de Lisboa.
Perquè si no, com diu Nelson Mandela, del qual celebrarem en uns dies el seu noranta aniversari, «si no hi ha menjar quan se té fam, si no hi ha medicaments quan s´està malalt, si hi ha ignorància i no es respecten els drets elementals de les persones, la democràcia és una closca buida, encara que els ciutadans voten i tinguen parlament».

*Professor d´Economia.

I el segon l'escriu Virginia Mataix arran de la mort de Josep-Vicent Marqués.

LA MUERTE TE VENCIÓ EN PRIMAVERA (LEVANTE-EMV)

VIRGINIA MATAIX

Te cerramos tus ojos azul cielo el cuatro de junio. Descansaste sin quererlo en esta primavera borrascosa. Jaume vertía sus lágrimas sobre tu frente mientras la cabeza sin alma seguía allí, hermosa, un cráneo de ángulos griegos. Detrás de la puerta, tu fiel amigo Alfons Cervera vino como un relámpago para solventar tu funeral. ¡Cuántas personas se han ocupado de ti a lo largo de estos nueve años, cuando decidimos instalarnos en Valencia! Has vivido nueve años de más sin esperarlo. Has pasado diez días medio inconsciente en La Fe. Se te fue la vida demasiado joven. Un trasiego de vida Josep, la tuya y la de los muchos que te querían y admiraban. Para ti los límites ajenos no existían. Pedías, pedías y pedías, con cara de niño bobo, ingenuo, lloroso, hasta el agotamiento. Cuando se te negaba al-go, te enfadabas y despotricabas, jurabas y maldecías. Ocurre con algunos genios, deficitarios de afecto maternal en la infancia. Quedan así en una intemperie emocional que se prolonga hasta la muerte. Siempre pensé que tu padre te obligó desde muy temprano a ser un prodigio, y si no sacabas matrícula de honor eras castigado de modo severo. Por tanto, te dedicaste a cumplir con las expectativas de un agente de cambio y bolsa que trazó tu paseo brillante y pluscuamperfecto por el mundo de la escritura, de la universidad, de la política, de las artes, de tantas actividades sociales con las que me deslumbraste en Madrid, cuando te invité a ser entrevistado en aquel programa de sobremesa de TVE La tarde. Siempre estabas ocupado.
Jaume tiene una plorera... Os llevabais muy bien durante los dos últimos años y teníais proyectos para el verano. En abril, una llamada nocturna. Un nuevo ictus. Nuevo ingreso en el Clínico, recogida de un sinfín de medicamentos para que te los den. Pero aún hablabas. Después, el alta, la residencia en la cual no querías acabar tus días. Prefe­rías terminar de un golpe seco en la calle.
Se acabó la fiesta y la agonía. Me quedé un rato a solas contigo en la habitación 412 de La Fe, donde te han cuidado con primor. Entran dos hombres recios, quebrando nuestro último momento de intimidad. Dicen que van a movilizarte. Les pregunto si son de la funeraria. No -contestan-, venimos a estirarle, como todos los días. Perpleja y desconcertada , pregunto de nuevo: ¿Es que ahora existe fisioterapia para los muertos? Me miran, se excusan, se ríen: Perdone, nadie nos avisó de su fallecimiento. Se marchan. Me dio una risa crispada y también creí escuchar la tuya. A todo le sacabas punta y chispa... admirabas a Gila, a Azcona y a John Cleese. En Madrid, levantaste a la Campos, escribiéndole los guiones de Apueste por una. Escribías las dos partes, la de izquierdas y la de derechas, y Teresa se enfadaba porque muchas veces ganó la opción de derechas. Trabajabas como un burro. Y además ejercías de nacionalista valenciano en la capital del reino. Siempre te reproché tiempo para nosotros y menos para trabajar y para tus actos sociales. Pare­cías tú el actor en vez de yo... te apuntabas a cualquier bombardeo reivindicativo y te molestaban las vacaciones.
Empecé a firmar certificados de defunción. Fuimos al tanatorio. Allí estaban Antonio Ariño, persona exquisita, el tierno Ignasi y Madalena, del departamento de Sociología. Que nadie se ofenda si no menciono a todos y a todas. Jaume sigue deshecho. Tan sólo tiene quince años, Josep. Una edad difícil. No hace más que susurrarme: ¿Qué hombre se preocupará por mí como lo hizo papá? ¿Con quién discutiré?... Aunque, mamá, ultimamente, ya no se peleaba con nadie... No sé, chato, no sé.
O sí sé. Sé que que te lamentabas de una Valencia llena de novedades arquitectónicas. Que querías una página web para seguir protestando por tanto recorte, por tanto despilfarro, tu Cabanyal. He buscado cajón a cajón tu propio obituario, escrito por ti mismo. Hasta en eso te­nías que llevar la voz cantante, oye.
Celia, tu hija mayor, ha venido a la incineración. Ibas a ser abuelo en septiembre.

*Actriz y escritora.