1.22.2009

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JUAN JOSÉ MILLÁS, HACER PIS (LEVANTE-EMV)

A veces, leyendo los periódicos por encima, entiendes cosas que no son. Yo, sin ir más lejos, había entendido que en la Comunitat Valenciana pensaban impartir la asignatura de Educación para la Ciudadanía con dos profesores, uno que la daría en castellano o valenciano y otro que traduciría inmediatamente lo dicho por ese profesor al inglés. La escena me recordaba al célebre eskecht en el que Tip explicaba a la audiencia en castellano cómo se traspasaba el agua de una jarra a un vaso mientras su compañero, Coll, traducía sus palabras al francés. Me pregunté si las autoridades académicas obligarían a los profesores a vestir de frac, como los célebres humoristas, y me asombré ante mi invectiva. ¿De qué manera habría leído yo aquella noticia para deducir una escena escolar tan delirante? Pero hete aquí (qué rayos significará hete aquí) que llega septiembre, se aproximan las fechas del comienzo del curso escolar, y decido leer las noticias sobre este asunto de manera más reposada. Las leo una vez, dos, tres, me froto los ojos, me pellizco para comprobar que estoy despierto, y resulta que lo que yo había imaginado era cierto: un profesor dará la clase en castellano o valenciano al tiempo que un colega suyo traducirá sus palabras al inglés. No era un delirio mío, era verdad, va a ocurrir, quizá este ocurriendo ya. Por fin la enseñanza comienza a ser divertida. Por fin el humor entra en la escuela. Por fin los estudiantes estarán deseando que suene el despertador para acudir al espectáculo. Hace poco viajé en el AVE entre Barcelona y Madrid. A medio camino, los representantes de Renfe me invitaron a visitar la cabina del maquinista, con el que charlé unos minutos. Cuando le pregunté por el copiloto, me dijo que no había copiloto. ¿Y si tiene usted ganas de hacer pis? Me aguanto, dijo, tenemos que venir meados de casa. ¿Y si se desmaya? Hay un sistema automático que hace que el tren se detenga. Ya ven ustedes, unos tanto y otros tan poco. El AVE funciona con un solo maquinista y las clases de Educación para la Ciudadanía, en la Comunitat Valenciana, con dos profesores. Lo de los dos profesores tiene, además de su gracia, la ventaja de que uno de ellos se puede ir a hacer pis cuando quiera.

FRANCESC GARCIA, MIL TRES-CENTES BASTONADES (LEVANTE-EMV)

Mil tres-cents són els barracons que lluiran en les explanades dels centres escolars públics valencians. Ja ho deia Camps: som els número 1. Sí, sí, els primers en nombre d´alumnes de tota Europa que estudien en aules prefabricades. Un total de 25.000 xiquets i xiquetes, parents nostres, germans, nebots, néts o fills i filles aniran per la gràcia del Molt Honorable a patir fred, calor, polls i misèria en els Camps de concentració educatius del segle XXI. Mentre el president i la seua colla d´amics han lluït el morenet de l´estiu en l´entrega de trofeus en el Valencia Street Circuit de la F1, on s´han gastat més de 100 milions d´euros, els mestres i professors encara esperen cobrar el deute de 40 milions d´euros que la Conselleria d´Educació té pendent d´abonar a prop de 27.000 docents. On ha quedat la promesa de Francisco Camps quan era conseller d´Educació que va dir que inauguraria un centre cada setmana fins complir el mapa escolar? Segurament en el calaix de l´oblit, igual que moltes altres promeses que fa el PP quan s´acosten eleccions.
I per tapar estes vergonyes, que fa el govern de la Generalitat? Doncs, crear el bluf dels uniformes escolars, discutir l´assignatura d´educació per a la ciutadania en anglés, crear plans i més plans repetint les mateixes obres per a després no complir-los, i més i més...
Estem en un País que no té vergonya ni la coneix. Penseu que els madrilenys, catalans, bascos, gallecs o andalusos permetrien esta barbaritat? Els sindicats educatius es queden afònics denunciant la situació crítica per la què passa la comunitat educativa. Des de l´any 1996 no s´ha culminat cap del programes d´infraestructures de la Conselleria d´Educació i la població escolar ha augmentat de manera exponencial.
Però sembla que açò no és cosa del PP, ni del govern, i que, encara que les classes es tinguen que impartir baix una figuera, no passa res. Cal tenir en compte que hi ha alumne que va a passar-se tota la seua etapa educativa en un barracot, per a que després ens queixem que hi ha fracàs escolar.
El que caldria preguntar-se és: com és que no hi ha molt més? I com que estem a principi de curs i hem de comprar els llibres, fem memòria i reflexionem: Qui va dir que anava a implantar la gratuïtat total dels llibres escolars? El mateix que es mereix 1.300 bastonades al llom per inútil, estafador, malbaratador dels diners públics i venedor de fum. Una per cada barracot.

* Portaveu d´Iniciativa del Poble Valencià.

ANA NOGUERA , EDUCACIÓN Y EL CONSELLER DEL DESCONTENTO (LEVANTE-EMV)
Ya empieza la vuelta al cole. Como todos los años, lo sabemos por los anuncios de compra de libros y ropa, pero también por los problemas gravísimos que vive la educación valenciana y que se repiten sucesivamente.
Somos la comunidad en la que más ha crecido el fracaso escolar en secundaria. Ni más ni menos que 14,4 puntos más, cuatro de cada diez niños no acaban la secundaria; un récord para el gobierno Camps, si no fuera por lo triste y lamentable que es.
Año tras año, vemos las mismas fotografías en los periódicos: barracones. Más de 20.000 niños comenzarán las clases en un barracón. Parece mentira que la Fórmula 1 se haga en 8 meses y que un colegio cueste hasta diez años en que se lleve adelante. No hablemos de la educación infantil, pues no creo que el gobierno Camps haya hecho ningún esfuerzo en cumplir aquel compromiso de 40.000 plazas gratuitas que puso en carteles electorales. Quizás no las hace porque tiene otros problemas: la visita del Papa, la Volvo Ocean Race, o que no se inunde más veces el Palau de les Arts (ya tiene delito que con un sobrecoste de más de 400 millones de euros aún no haya un solo responsable político que diga cuánto han pagado de más los valencianos por tanto desastre).
Hace años se comprometió Camps en acabar con los barracones, finalizar el mapa escolar y modernizar los colegios antiguos. Pero esto va despacio porque no es prioritario en su acción de gobierno. ¿Para qué? Total, inaugurar un colegio nuevo es mucho más aburrido y anodino para Canal 9, aunque sea vital para la formación de nuestros niños/as.
Si no tuviéramos bastantes problemas en educación, entra ese gran elefante en cacharrería (y que me perdonen los elefantes), llamado Font de Mora, para destrozarlo todo, generar polémica, reñir a la prensa que denuncia el mal estado de los colegios, pelear con los sindicatos, ignorar a los padres y madres y hartar al profesorado de ver cómo su responsable político ha perdido el juicio y el sentido común.
Cada día improvisa una tontería más con tal de bloquear el sistema educativo. Tengo curiosidad de ver cómo se da una clase con un profesor de historia y un traductor simultáneo de inglés; eso, considerando que hayan contratado a los profesores que hacen falta, porque si no es así, ni siquiera habrá clase para los niños/as. Parece darle igual que los alumnos se jueguen su currículum, sus notas, su aprendizaje, por el capricho de un conseller.
Pero este comportamiento tiene razones, muy egoístas y que serían motivo de un cese fulminante en cualquier empresa razonable. Ya lo dijo el conseller en su presentación ante los medios de comunicación: «Ésta es la conselleria de los desencantados, de aquellos insatisfechos con lo que les ha tocado». Efectivamente, el director general quería ser secretario autonómico; la actual secretaria autonómica quería ser consellera, y el conseller Font de Mora nunca ha querido ser conseller de Educación.
¡Pues que lo cesen! El conseller pide a gritos su relevo. Es una protesta unánime de todo el sector, pero también del propio implicado. ¡Font de Mora no quiere ser conseller de Educación!
Por tanto, lo mejor es que lo deje, que se vaya, que se ocupe de otra cosa. Aunque espero que no en otro gobierno, porque la ineficacia, la desfachatez de ignorar un cargo, de no cumplir con su obligación por pataletas políticas, también tiene un precio. Font de Mora ha llegado al límite de su gestión política, y más vale que lo quiten antes de que siga rompiendo más el sistema educativo.
Seguro que Camps lo sabe, lo oye y se da cuenta de tanto estropicio. No puede estar ciego ante tanto titular en la prensa y tanta protesta en los colegios. Pero no le importa. Como he dicho otras veces, a Camps se le ha indigestado la mayoría absoluta: le ha hecho prepotente y soberbio, alejado de los problemas reales, sobrevolando la realidad valenciana, soñando siempre en emular a Jaume I en lugar de gestionar con eficacia, eficiencia y honestidad.

*Diputada autonómica PSPV-PSOE.