8.01.2013

Fábula sobre el PP valenciano, De lo que les ocurrió a unos pobres diputados del PP que estaban a punto de irse de vacaciones (lamarinaplaza.com)

FÁBULA
–Entonces tú este verano, ¿adónde irás? ¿Al chalet, como siempre?
En los pasillos de las Cortes Valencianas, los diputados del PP charlan en corrillo sobre sus vacaciones inminentes. Están relajados: las corbatas discretamente desanudadas, las chaquetas abiertas, las carteras sutilmente abandonadas sobre el enmoquetado. Uno ríe por un chiste o un chascarrillo. Otro, móvil en mano, no para de enviar whasApps, a ver si le confirman los billetes para ese viajecito a la Costa Maya. Y el de más allá, vía sms, que él no es tan moderno, pregunta si ya le han recogido a los críos de casa de los suegros, que salimos esta misma noche para la montaña porque lo que es en Valencia ya no hay quien aguante este calor.
–Sí, claro, yo me voy al chalet. A ver si los chavales se desfogan en la playa, que últimamente no hay quien los aguante. ¿Y tú?
–Yo al barco. Ya sé que ahora en la prensa queda muy mal que tengas un yate, pero sin mi regatita a Ibiza de cada año yo es que no soy persona.
–No te preocupes por la prensa. Que les den.
–Shhhhh!!!! Calla, hombre, calla. A ver si hay por ahí algún micrófono, nos graban y mañana salimos en todas las tertulias y en todos los facebookes. Era lo que le faltaba a Alberto.
–¡Bah! Si ya no quedan periodistas. ¿No ves que son las siete de la tarde y lo que se debate “ahí dentro”  no le interesa a nadie? Los periodistas también están pensando en largarse. (Aclaración: lo de “ahí dentro” es la cámara de sesiones anexa al pasillo cuyas butacas a estas horas de la tarde están casi desiertas, sobre todo las de la bancada popular porque, claro, si uno está en los pasillos no puede estar en la butaca)
–Oye, por cierto. ¿y qué es lo que están hablando “ahí dentro”?
–Pues, hombre, ahora que lo dices, no me lo sé muy bien. Creo que una propuesta que han presentado esos pesados de Compromís sobre no sé qué problema sanitario de no sé qué comarca. Otro marrón…
–Ah, bueno.
Más washApps. Más corrillos. Más corbatas que se van desvinculando de los cuellos de las camisas. Cada vez es más distendido el ambiente en el pasillo de las Cortes. Qué bonita es la vida. Qué guay que esté a punto de comenzar el verano. A la porra los periodistas, a la porra tanto Gürtel, y tanto Brugal y tanto Bárcenas. Son vacaciones, yo me largo y tonto el último.
Pero de pronto tanta calma se va al carajo. De pronto se oye un portazo procedente de la cámara de sesiones, o sea de “ahí dentro”, e irrumpe en el hasta ahora tranquilo pasillo un diputado del grupo enviado por el compañero presidente de las Cortes Juan Cotino. Nervioso, el recién llegado se dirige a los que estaban pensando en el chalé, en el yate y en el viajecito a la Costa Maya:
–Pero, ¿qué hacéis aquí? Todo el mundo dentro ahora mismo.
–Pero, ¿qué pasa?
–Pues que es la votación de la propuesta de los pesados de Compromís y la vamos a perder porque todos estáis aquí en vez de estar donde teníais que estar. Juan está hecho un basilisco. Y dice que entréis echando leches.
–Pero bueno… A mí me habían dicho que la cuestión esa no tiene importancia y que…
–No tendrá importancia, pero vamos a perder la votación y no estamos para hacer ese ridículo.
–Bueno, pero dime al menos de qué se trata.
–¿Y a ti qué te importa de lo que se trata? Como es una propuesta de la oposición, tú votas en contra y se acabó.Como siempre.  No necesitas saber de qué va. Venga, adentro, que la Mónica Oltra esa nos está pegando por todos lados.
–Vale, vale. Tampoco hay que ponerse así.
Y la que estaba trajinado con el whasApp, el que se había abierto la corbata sin ningún disimulo y la que había olvidado su cartera en un rincón del pasillo recogen a toda leche sus bártulos, vuelven a cerrarse los botones de las camisas, bajan el volumen de sus móviles y entran “ahí dentro” interrumpiendo durante unos efímeros instantes sus paradisíacos sueños vacacionales para afrontar la complicadísima y sacrosanta misión de apretar un botoncito con el fin de rechazar la ocurrencia de Compromís de crear una comisión de investigación sobre los desatinos de la concesionaria Marina Salud en la Marina Alta, que era de lo que iba el asunto. Por supuesto y gracias a ese sereno y trabajado debate interno descrito en estas líneas, el PP gana la votación.
Finalizada la sesión, aún sentado en su privilegiada tribuna superior desde la que tiene una magnífica visión del hemiciclo, el compañero presidente Juan Cotino respira aliviado. Él, claro, sabe más que los demás (para eso es el presidente). Él sabe que había que tumbar la propuesta de Oltra y de sus secuaces ya no sólo para evitar perder una votación; sino sobre todo porque si esa comisión hubiera salido adelante, al día siguiente se habría tenido que enfrentar al broncazo de algún ejecutivo de Marina Salud (sí, uno de esos que se sacan más de cien mil euritos al año) llamándole por teléfono para decirle hecho toda una furia las siguientes cosas:
  • que qué es eso de investigarles a ellos,
  • que ellos ya se las arreglan solitos y que nadie tiene porqué meterse en sus negocios
  • que su negocio es la sanidad de la Marina Alta y que los usuarios que se quejan de que los servicios son un desastre no tienen ni idea de negocios
  • y que además son unos exagerados
  • y que si la cosa sigue adelante, que el PP se atenga a las consecuencias por ser tan burro y no parar a tiempo a la oposición, que hay mucho dinero de por medio.
Afortunadamente y a pesar de lo inconscientes que a veces son sus compañeros de grupo, se ha podido evitar el desastre, piensa el compañero presidente. La bronca antes descrita nunca será realidad.
Uno de esos inconscientes, el compañero que necesita como agua de mayo una regatita en Ibiza para relajarse, ve a Cotino solo en la tribuna y se le acerca.
–Presi, y tú ¿adónde irás este agosto?
Cotino se quita las gafas y se frota cansado el rostro. Después, contesta con lentitud.
–¿Yo? A un balneario. A relajarme–. Y a perderos a todos de vista, piensa también, aunque eso no lo dice. Se queda con las ganas.
(Por su parte, el ejecutivo de los cien mil euritos, también satisfecho porque todo ha salido bien, prepara a su vez sus vacaciones. Ha pensado que un safari a Kenia. Qué guay es el verano).