5.01.2014

Semana Santa en castellano, d'Antonio Sempere (INFORMACION.ES)


Si algú no sap què és l'autoodi d'un valencià... en aquest article ho té ben claret!

La crisis también pudo con la lengua valenciana en la Semana Santa de la capital alicantina. Con el cierre de Canal 9 y la supresión de los lujosos folletos turísticos con los horarios e itinerarios de las procesiones que se presentaban en versión bilingüe (castellano y valenciano), la lengua autóctona ha desaparecido del escaparate oficial que se ofrece de estas fiestas.

Con lo cual, el ámbito público de la fiesta vuelve a la lengua en la que se desenvuelve su ámbito privado. Porque castellano es el que hablan sus nazarenos y costaleros, sus hermanos mayores y sus manolas, los concejales y consellera que presiden los desfiles procesionales, la alcaldesa que ejerce de capataz en uno de ellos y los espectadores que comentan sus pasos en pie o sentados en tribuna, tanto da.

Durante los últimos 24 años hemos escuchado, no sin cierto estupor, cómo desde los micrófonos de Canal 9 se aludía a la Santa Cena de los Salesianos como «Sant Sopar», o a la hermandad del Santo Sepulcro como la «germandat del Sant Soterrar», que ya son ganas. En los programas de mano distribuidos por el Ayuntamiento hasta hace tres años, cuando llegaron los recortes, expresiones insólitas para referirse a hermandades que nacieron, muchas de ellas en las últimas décadas, más castellanas que Cervantes.

En ese sentido, la Semana Santa alicantina ha regresado, en este 2014, a sus orígenes. A su jerga. A su identidad. El Gitano, cincuenta años después, ha vuelto a ser El Gitano. La Esperanza, la Esperanza. Y la Soledad, la Soledad. Sin traducción simultánea. En las televisiones locales, que han emitido muchas horas diarias de procesiones en directos y diferidos, no se ha escuchado ni una palabra en valenciano. En la revista oficial editada por el Ayuntamiento de Alicante (un primor, sobresaliente trabajo de diseño) no hay ni un solo artículo, ni una sola colaboración que no esté escrita en castellano. Y en los miles de folletos informativos distribuidos con los horarios no hay ni una sola palabra traducida artificialmente al valencià.